Instantes
Salió de su boca precipitado y un tanto débil como un susurro escondiéndose de las noches sin dormir en que ella le hacía falta, típico de su siempre respirar lento y silencioso, retenía aquel violín entre sus manos dolorosas como garras aferradas a su presa, se decía derrotado en aquel lento vibrar de las cuerdas al momento de tocarlas, ella no lo escuchó, lo dijo lento y suave.Ella perdida en aquel montón de sábanas blancas revueltas con un amor distante y doloroso, con la mirada perdida en aquel jardín inmenso de ocasos, con las hojas en color de otoño y el sol amaneciendo en el ventanal de frente a aquella venus triste sin brazos, que lloraba la ausencia de su amado. Ellos dos se tenían tan cerca, pero estaban tan lejos que a veces podían ignorarse en su presencia, él se detenía a hablarle porque ella no lo escucharía y ella no hablaba porque esperaba alguien más lo hiciera antes.
Ese día amaneció cálido como un alegre día de verano después de un invierno crudo y tormentoso, Chopin sonaba en el fondo de aquel violín que chillaba notas que él deseaba ella comprendiera, a medio vestir cerraba los ojos como si aquel pedazo de madera pudiera entrar en su pecho como ella lo hacía a diario, lo acariciaba entonces y salía, se le relajaba el pecho exactamente igual como le pasaba con ella, ese día amaneció como para decirle que en verdad la amaba y la despertó con su canción y le tocó como nunca en su vida le había tocado antes, la hizo salir de aquel lecho de amor frio para entregarse a sus brazos con una mirada, con una sola sonrisa; le tocó mirándola a los ojos de lejos, a medio vestir, medio dormido y medio convencido en aquel banco de madera al otro lado de la habitación, para decirle que necesitaba su andar descalzo por las noches en el jardín oscuro, que necesitaba verla pasar encendida de un lado a otro de la cama, en sus brazos, amándola como se ama a uno mismo y con las velas encendidas, con la mirada si acaso triste, un poco arrepentida, un poco y cada vez más lejana…
La pieza terminó entonces, sus pies desnudos tocaban el piso de madera cálida, ella lo miraba convencida de que era una artista y él la miraba preguntándose si había escuchado la súplica de que se quedara siempre, ninguno de los dos sabía lo que el otro necesitaba, pero bastaba con meterse entre esas sábanas y los besos para olvidarlo todo, mientras durara el acto casi suicida de casi amarse, de verse a los ojos, de perder la vida.
Un instante bastaba para darse cuenta de que a pesar de doloroso era bueno, pero a pesar de ser sincero, no era amor, salvo la necesidad de amarse y dormir juntos una noche entera, de mirarse en la desnudes de los cuerpos y el gemir necesitado del amor fluorescente en la noche obscena, para despertarse y darse cuenta de que amar como ellos aman no basta. Ella lo mirará siempre como si fuera un hijo y él la mirará siempre como si nunca se hubiera dado cuenta de su existencia en la soledad que hubo de causarle su despedida…
Alejandra Salgado Vega
Este post es de la madre de los dpsianos, espero les guste como a mi.
ResponderEliminaratte
alex zumaya
Yeah te gusto!!! ke bueno me da mucho gusto algun dia te mandare otro :D esta chido tu blog por cierto
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