"¡Ay, está loc@!"
Todos hemos dicho esto alguna vez en un intento infructuoso y con poca voluntad y ganas de explicar los comportamientos absurdos o molestos que a veces tienen nuestros familiares, amigos y conocidos. Pero todos sabemos que a veces las cosas llegan a un grado tal que realmente nos encontramos a nosotros mismos preguntándonos en serio "¿y de verdad no estará loca?".
Obviamente quienes tengamos la media en formación académica e intelectual (es una cuestión de apertura de mente, enfoque en contexto y recepción de información) sabemos lo poco demostrativa que es la palabra "loco" y la usamos de forma figurativa, tomando en cuenta que hace apenas unos sesenta años que la psicología y la psiquiatría tomaron puestos importantes en los rubros del cuidado de la salud y del estudio científico. Antes de ese tiempo, la palabra "loco" era lo único aplicable a los estados anormales de la mente de un sinnúmero de personas en el mundo... cuando se descartaba, claro, la posibilidad de que los estuvieran poseyendo los demonios.
Y aunque saber que muchos comportamientos anormales o inconvenientos son causados por diferentes mecanismos del sistema nervioso y de la psique, y sobre todo saber que hay formas humanas de enfrentarlos, ayuda a no sentirnos tan desamparados al respecto, indudablemente la angustia o incomodidad de lidiar en nuestro día a día con alguien que parece no estar del todo estable sigue existiendo, psicología en boga o no.
Todos tenemos alguien asi en nuestra vida: hermanos, abuelos, tíos, primos, amigos, roommates, maestros, etcétera. Es totalmente posible que siempre convivamos con alguien que, en menor o mayor gravedad, según nuestra percepción, presente signos de algún desorden o trastorno psicológico o psiquiátrico. El problema es que muchas veces sólo podemos valernos del sentido común, una amplia observación del sujeto... y los escasos dos semestres de psicología que llevamos de materia optativa en la prepa.
A veces podemos tomarlo a la ligera, y con estos escasos conocimientos bromear "Es que es como obsesivo-compulsivo, siempre quiere que todo esté limpio" o "Es medio hipocondriaca, siempre cree que se va a enfermar". El verdadero dilema es cuando tanto la vida de la persona en cuestión, como la de nosotros en función de nuestra convivencia con ella, se ve claramente afectada por sus "loqueras" o "manías". Es entonces cuando seriamente nos preguntamos "¿Y si de verdad tiene...?"... Rellenen el espacio en blanco, al fin y al cabo hay decenas de posibilidades, desde el trastorno obsesivo compulsivo de personalidad hasta la esquizofrenia, pasando por la hipocondría y el Síndrome de Asperger, sin olvidar también las secuelas por traumas y el tratorno de disociación de la personalidad, vulgar y obsoletamente conocido como "personalidades múltiples". Y, vamos, realmente todos en algun momento hacemos nuestra propia investigación, valiendonos de la información en libros e internet, "sólo para estar seguros".
A veces, con algo de suerte nos damos cuenta de que no era completamente para tanto, o al leer realmente el grado de gravedad de los desordenes que suponemos, nos tranquiliza saber que la cosa "realmente no está así de mal". Sin embargo en la mayoría de los casos, aunque tengamos la sensatez de saber que nosotros, simples mortales (refiriéndome a que no tenemos ni licenciatura ni doctorado en psicología o psiquiatría), no podemos realmente hacer un diagnóstico sobre una persona mentalmente inestable, siempre queda la espinita de que de todos modos algo no está bien con esa persona y la posibilidad de que realmente necesite ayuda profesional.
También para muchos existe la tranquilidad de que estas personas presenten estas conductas "sólo para llamar la atención" o "hacerse los interesantes", lo cual ayuda un poco, si no a solucionar el problema, ignorarlo un rato para no perder nosotros mismos los estribos de tanta angustia u ofuscación. Pero ciertamente si lo analizamos bien, aún esa explicación puede también originarse de un problema psicológico, y aún más profundo y complejo que una simple compulsión o un autismo, que asi mismo afecta su manera de conducirse en su vida diaria, pues es precisamente ese grupo de "locos" los que con el con-que de que Fulana o Mengano les hizo esto o lo otro en el kinder, dicen sufrir mucho por el "recuerdo recurrente" y el supuesto trauma que ello implicó, y pretenden que por eso se les tolere todo, llegando a fastidiar e irritar a las personas que les rodean. Aunque eventos de ésa índole sí afectan el comportamiento y personalidad de las personas, muchos se cuelgan de esas eventualidades que todos hemos tenido en la vida para autodeclararse mártires e ir por ahí siempre penando, logrando sólo manifestar una cierta incapacidad para lidiar con las dificultades normales de la vida de la persona promedio. Y una vez más, eso, probablemente, podría responder a algún asunto realmente clínico.
Y la madre de las interrogantes esta en, si bien una conclusión fundamentada y verdadera sólo la puede hacer un experto ¿cómo logramos que la persona en cuestión busque acercarse a un psicólogo o terapeuta para encontrar ayuda, cuando muchas veces estas personan no logran ver que tienen un problema? ¿cómo lograr introducir el tema sin que la persona se sienta atacada u ofendida?
Cuando la persona tiene en un momento dado la capacidad de darse cuenta de que tiene un problema y la disposición de buscar solucionarlo por el bien suyo y de la gente que lo rodea, pues ¡gracias al cielo!... pero, personalmente y con mucha angustia me pregunto, cuando se trata de una persona cuyo "sufrimiento" es casi un accesorio de moda para supuestamente destacarse ¿cómo hacer que la persona obtenga ayuda sin que con eso logre abanderarse con una insignia más que demuestra que es alguien sumamente atormentada y azotada y que el mundo lo le comprende?
Si bien todos tenemos en nuestro haber uno que otro detalle "estudiable" en nuestra psique que puede en mayor o menor medida afectar y/o definir nuestra personalidad e influir la manera en que nos conducimos en la vida y convivimos con los demás, es muy claro que para unos ha sido más fácil y efectivo superar las adversidades personales y forjar con ello nuestro carácter, convirtiéndonos así en individuos socialmente funcionales.
Mientras yo busco entre mis contactos algún psicólogo, terapeuta o alguien que conosca a un psiquiatra (o mientras espero a que Paco acabe la carrera de psicología) para ayudar a mi abuela, mi hermano y mi compañera de cuarto, quiero instarlos a que si tienen alguien cerca de ustedes cuyos "detalles estudiables" no le permiten ser feliz y vivir a plenitud en todos los aspectos de su vida, si tienen a algún experto cerca no duden en consultar su inquietud, pues aunque nosotros nos veamos afectados, quien realmente detiene su vida y su desempeño es el "loco".
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